Uno de los más reconocidos restaurantes de cocina colombiana de Medellín cierra sus puertas tras 25 años de trabajo. Así lo anunció su creador, el chef Álvaro Molina, en sus redes sociales quien señaló que “la vida es el desapego, hay que aprender a desprenderse, tener la certeza de que todo empieza y tiene un final”.
Del sentimiento que ahora mismo lo embarga, dice no sentir “ni cinco de tristeza”, pero sí nostalgia. Y es que, como recuerda, fueron años de atender “gente maravillosa, de haber cosechado tantos comensales que me quieren y me creen. Sin deslumbrarme, pude atender muchos presidentes, artistas, empresarios, hasta miembros de la realeza, pero a la final, me quedan los recuerdos de las mujeres tan maravillosas que siempre me acompañaron en esta aventura y de tanta gente que me hizo muy feliz elogiando mi cocina sencilla. Recuerdo a mis papás, que me patrocinaron y fueron mis primeros y únicos comensales por los que siempre me desviví por atender mejor”.
Reconoce Molina que no es ni el primero ni el último que cierra, dadas las condiciones de un sector que parece naufragar “en medio de una tormenta brutal”, de la que él espera puedan salir gran parte de sus colegas.
“Yo cierro, pero no me voy vencido. Si una vez resucité, lo haré tantas veces como sea necesario para seguir detrás de los fogones en este oficio tan delicioso que es procurar placer. Sigo con mis consultorías, mis chicharrones a domicilio y mis clases de cocina. Apenas se pueda, empezaré a volver con mis platos a las casas de tanta gente que me sigue invitando a cocinarle”, afirma. La alusión a la «resurrección» la hace en recuerdo de un incidente de salud que casi le quita la vida.
Asimismo expresó un agradecimiento inmenso y eterno por todos los que lo apoyaron, y a los comensales que anticipadamente compraron bonos de consumo, les asegura que encontrará la manera de responder, porque un restaurante se cierra, pero la pasión de este chef difícilmente se apagará. Como él dice: “aquí estoy y aquí me quedo. Gracias totales, como lo dijo un sabio. Ahí está la Virgen que Miguel con sus 10 años me hace despertar sonriendo”.
Una crisis implacable
Más de 50 días de aislamiento obligatorio ya empiezan a hacer mella en el sector de restaurantes, y esto se hace evidente no solo en la caída estrepitosa de las ventas, sino en casos como el de Casa Molina que hace parte de ese 80% de negocios, que según Acodrés, han tenido que dejar de funcionar, sea temporal o definitivamente.
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“Si bien la industria ha encontrado en los domicilios una opción para subsistir, no todos pueden continuar con esta actividad, por la dificultad de la logística. Por esto, se pasó de un 24% del total operando de esta forma en abril, a un 18%, que ha logrado suplir las demandas del público”, señaló Henrique Gómez, presidente de Acodrés, en entrevista con el diario La República.
El gremio calcula que de 90.000 restaurantes que operaban en 2019, más de 22.000 han anunciado que cerrarán sus puertas para siempre. Una lamentable noticia siendo esta una industria que históricamente ha generado más de 1,5 millones de empleos directos e indirectos en el país.
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