Todos hemos escuchado frases como: “La carne de cerdo no es buena para la salud, “la carne de cerdo aumenta el colesterol”, “la carne de cerdo debe cocinarse muy bien, para evitar enfermedades”, “la carne de cerdo transmite parásitos que llegan a la cabeza de quien la consume”, entre otras. Lo que ha llevado a que esta proteína sea satanizada durante muchos años, generado diversos mitos a su alrededor.
De acuerdo con expertos de Porkcolombia, asociación que agremia a la industria porcicultora nacional, lamentablemente se ha posicionado a la carne de res como una proteína grasa con alto nivel calórico y relacionada con diversas enfermedades como Trichinella, E. coli, cisticercosis, entre otros. Pero no hay nada más alejado de la realidad.
Si bien es cierto que en el siglo pasado la cría de cerdos se hacía de manera casera, bajo muy pocos estándares de calidad, dándoles de comer hasta desperdicios, gracias al desarrollo científico-tecnológico de la porcicultura actual, hoy en día es completamente seguro consumir carne de cerdo.
El 80% de la producción porcina en Colombia depende de sistemas de producción tecnificados, donde los animales están en confinamiento y son alimentadoscon concentrados balanceados. Es así como se ha evidenciado que la carne de cerdo es tan sana como la bovina o la de pollo, además que su grasa es la más rica en ácidos grasos monoinsaturados, no tiene exceso en calorías y posee los valores nutricionales que el hombre moderno requiere para su salud.
Cada día los productos del cerdo son más inocuos, de alta calidad y amables con el medio ambiente. Bajo estos parámetros se han obtenido presentaciones más competitivas, provenientes de producciones limpias, tecnificadas y animales que por su genética poseen más carne magra que gasa, haciéndolas más saludables para el consumo humano.
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Y si lo que te preocupa es que sea un producto “muy grasoso”, hay que decir que la calidad nutricional de la carne de cerdo ha evolucionado en los últimos años, especialmente en cuanto al contenido de grasa, el cual ha disminuido de manera considerable especialmente en las piezas cárnicas de mayor trascendencia comercial (jamón, paleta, lomo y solomillo), quedando relegado su depósito mayoritario a piezas muy concretas como son el tocino dorsal, la tocineta y las grasas de cobertura.
De acuerdo con Porkcolombia, por cada 100 gramos de porción comestible de carne de cerdo hay menos aporte de calorías y grasas totales que en 100 gramos carne de pollo o de vaca. Además, la concentración de vitaminas hidrosolubles es superior en la carne de cerdo.
En Colombia el desarrollo de la Cadena Cárnica Porcina ha tenido un desarrollo paulatino en los últimos 25 años, mediante esfuerzos públicos y privados de productores, transformadores y comercializadores que han impulsado la innovación de herramientas técnicas y tecnologías, modernización de infraestructura, aumento de la producción y programas de fomento al consumo.