El nombre Ukiyo, que significa «mundo flotante» en japonés, encapsula un estilo de vida que celebra vivir el momento, liberándose de las preocupaciones diarias. Este concepto se materializa en la forma de un excepcional restaurante ubicado al norte de Bogotá.
El viaje de Ukiyo comienza con un proyecto anterior llamado Ramen School Bogotá, donde los fundadores impartían talleres presenciales de ramen y otros platillos asiáticos.
Sin embargo, la pandemia transformó estos talleres en experiencias virtuales. Tras dos años de adaptación, el equipo decidió regresar a la presencialidad, pero con un enfoque renovado: un restaurante respaldado por inversionistas que fueron, en su mayoría, antiguos estudiantes.
Al frente de este proyecto gastronómico está la chef pastelera Ana Galvis, una apasionada por la cocina y la repostería, quien convirtió su hobby en su proyecto de vida.
Y a pesar de enfrentar inicialmente la falta de reconocimiento para la cocina como carrera, Ana siguió su sueño, combinando sus estudios de Mercadeo y Publicidad con la formación culinaria en la Mariano Moreno.
Determinada a forjar su propio camino, ella se dedicó a emprender. Desde cenas «delivery» hasta catering para empresas y eventos, exploró diversas facetas culinarias. Su incursión en la enseñanza, a través de cursos de pastelería y cocina internacional, culminó en la creación de Ramen School Bogotá. La pandemia llevó a un nuevo giro, y junto con su esposo Daniel, surgió la idea de Ukiyo.
El proyecto Ukiyo: una fusión entre tradición y creatividad
El restaurante Ukiyo destaca por fusionar la tradición asiática con ingredientes locales, creando un mapa de sabores único. El apoyo de los estudiantes de Ramen School fue fundamental para materializar este proyecto innovador, consolidándose en la actual ubicación del restaurante en Bogotá.
La conexión de Ana con la gastronomía asiática se inició a través del anime japonés, especialmente las películas de Studio Ghibli, como «Ponyo», que la introdujo al fascinante mundo del ramen. Sus viajes también influyen en la creación de los platos, transformando recuerdos sensoriales en experiencias culinarias auténticas.
Para Ana, la gastronomía va más allá de la cocina: es un arte que se refleja en cada plato. Es un desafío de cumplir las expectativas del comensal y sorprenderlo con creatividad e innovación motiva su dedicación a este arte culinario.
Por eso, la transición de chef a profesora fue natural para Ana, quien inicialmente enseñó sobre sopas, especialmente el ramen. Su pasión por compartir conocimientos culinarios llevó a la creación de clases a domicilio y talleres que abarcaban desde pastelería hasta cocina internacional.
Cocinar como expresión y compromiso
Para Ana, cocinar es una expresión de libertad. Ella y su equipo valoran cada eslabón en la cadena de producción, desde el agricultor hasta el consumidor, destacando su compromiso con los emprendimientos locales.
Esto se nota en la fusión magistral de sabores japoneses y latinoamericanos que caracteriza este establecimiento. Desde la entrada, Ukiyo se presenta como un templo de la alta cocina, donde la estética contemporánea se combina armoniosamente con la autenticidad de los platos.
Es de destacar la frescura de los ingredientes y la meticulosidad en la presentación de cada platillo. or ejemplo el tiradito de salmón con salsa de maracuyá, o la variedad de opciones vegetarianas y veganas demuestra la versatilidad de la carta, asegurando una experiencia satisfactoria para todos los gustos.
Al mismo tiempo, su impecable servicio y la atención personalizada son aspectos muy favorables para este establecimiento. Ana y Daniel se han encarado de que el personal de Ukiyo demuestre un profundo conocimiento de la oferta gastronómica, guiando a los comensales con recomendaciones acertadas.
Así es el mundo flotante de Ukiyo, un lugar donde la pasión por la gastronomía asiática, con una amorosa mirada de autor y un uso sostenible de indientes locales, cobra vida en cada plato.
Qué probar:
Jardín de setas (veggie)
Rammen de cerdo
Yacon Ribs
Dónde: Cra. 9a #97a-10