La nostalgia y el bienestar impulsan el crecimiento del comfort food, una tendencia clave para la innovación gastronómica global.
El comfort food se consolidó como una de las tendencias más influyentes de la industria gastronómica mundial, impulsada por consumidores que buscan en la comida algo más que sabor: quieren bienestar, nostalgia y experiencias emocionales que conecten con su memoria afectiva.
Según Technomic, más del 50% de los consumidores en mercados como Estados Unidos, Brasil y China manifiestan preferencia por productos que evocan recuerdos, lo que está llevando a las marcas a replantear sus desarrollos y estrategias de menú.
El interés global por esta tendencia ha sido especialmente potente entre la Generación Z, que convirtió la nostalgia en un mecanismo de identidad cultural. Este grupo ha rescatado productos icónicos, recetas tradicionales y sabores heredados, reinterpretándolos con un enfoque contemporáneo que ha ganado terreno tanto en cadenas de comida rápida como en restaurantes independientes y emprendimientos emergentes.
Una tendencia que combina emociones, salud y valor agregado
En Colombia, el fenómeno también está creciendo. En ciudades principales se observa una proliferación de conceptos gastronómicos basados en evocaciones familiares, cocina de hogar y reinterpretaciones modernas de platos tradicionales. Restaurantes y marcas locales están entendiendo que el comfort food no solo atrae, sino que también fideliza, porque activa emociones y crea un vínculo directo entre experiencia y bienestar.
Para la industria, esto representa un cambio significativo. Luis Miguel Lotero, líder de Insights & Innovation de Griffith Foods Colombia, explica que la nostalgia es hoy un factor determinante en la decisión de compra. De acuerdo con sus análisis globales, en países como Alemania, Reino Unido y España más del 60% de las personas disfruta que sus experiencias gastronómicas incluyan elementos que remiten al pasado, convirtiendo esta preferencia en un diferenciador competitivo.
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El componente sensorial también juega un papel clave. Estudios de la compañía señalan que el gusto y el olfato actúan como detonantes de memorias detalladas, y que esta combinación está detrás de la fuerza con la que el comfort food influye en las decisiones de los consumidores. En su informe Perspectivas de alimentos y sabores para 2025, Griffith Foods destaca que la comida se ha convertido en un vehículo para revivir momentos especiales, reforzando la conexión entre alimentación y emociones.
La tendencia, además, está alineada con hábitos más saludables. Según la firma Crowe, el 89% de las familias colombianas procura mantener dietas que integran alimentos sanos, un hábito que las empresas están aprovechando para innovar en portafolios que combinen placer, tradición y nutrición. En este punto, la industria enfrenta el reto de desarrollar productos equilibrados que respondan tanto a la búsqueda de bienestar como a la carga emocional detrás del comfort food.
A medida que el comfort food gana espacio en menús y portafolios, la industria alimentaria se enfrenta a un escenario donde la diferenciación no dependerá solo de tendencias culinarias, sino de la capacidad de las marcas para activar emociones y, al mismo tiempo, ofrecer bienestar. La nostalgia, ahora convertida en estrategia de mercado, se perfila como un motor clave en la construcción de productos y experiencias para el consumidor del futuro.
Con información de Griffith Foods
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