Algunos empresarios gastronómicos se han referido a este 2024 como el año de la «segunda pandemia», no solo por la reducción de consumo por fuera del hogar, o por la crisis de los costos de operación, sino también por la implementación impuestos como el saludable.
En un artículo publicado por el portal El Pilón, Javier Arroyo, director ejecutivo de la Asociación Colombiana de la Industria Gastronómica (Acodrés), seccional Cesar, señaló tanto la inflación, como los nuevos impuestos a bebidas y alimentos ultraprocesados, altos en azúcares, sodio y grasas saturadas. están teniendo un impacto considerable en la economía de los restaurantes de la región, afectando tanto a dueños de negocios como a consumidores.
Los productos gravados por estos impuestos incluyen panes, salchichas, galletas, jamón, jugos, gaseosas, helados, salsas y papas para freír. En Valledupar, por ejemplo, uno de los productos más afectados son los ingredientes utilizados en la comida rápida, la cual es una parte esencial del consumo diario de la población local. Arroyo comenta que estos impuestos han incrementado significativamente los costos operativos para los restaurantes, especialmente aquellos que dependen en gran medida de los insumos mencionados.
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“El impuesto saludable tuvo un golpe para el costeo de este modelo de negocio y esto recae sobre las bebidas azucaradas. El consumidor se resiste un poco a tener la misma frecuencia con la que visitaba los restaurantes, lo que afecta bastante la dinámica de ventas”, afirmó.
Por su parte, la reducción en la frecuencia de visitas de los clientes se traduce en una caída notable en las ventas, lo cual viene agravando la situación financiera de los establecimientos gastronómicos.
La crisis económica que afecta al sector no solo se debe a los impuestos sobre los alimentos ultraprocesados, sino también al incremento de los precios de servicios públicos esenciales. Por ejemplo, en Valledupar, el costo de la electricidad ha aumentado hasta en un 30%, según datos oficiales. Este incremento, sumado al impacto de los impuestos saludables, crea un panorama desalentador para los empresarios gastronómicos.
Desafíos y adaptaciones en el sector Horeca
El impuesto a las bebidas y alimentos ultraprocesados se estructura en dos categorías principales: bebidas con alto contenido de azúcar y alimentos ultraprocesados con altos niveles de sodio, grasa y/o azúcar. La Ley 2277 de 2022 establece que la tarifa del impuesto a las bebidas azucaradas se expresa en pesos por cada cien mililitros de bebida y se basa en el contenido de azúcar por cada cien mililitros. Para los alimentos ultraprocesados, el impuesto se calcula en función de los porcentajes de ingredientes críticos como sodio, grasa y azúcar.
El sector Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías) enfrenta desafíos adicionales debido a estos impuestos. Expertos indican que, aunque el gobierno ha propuesto esta ley como una medida de salud pública, la base gravable para determinar el impuesto en el caso de los alimentos es el precio de venta, lo que puede aumentar considerablemente el costo de los productos. Además, para los productos importados, la base gravable incluye todos los impuestos aduaneros y el IVA, lo que amplifica el impacto económico.
Vale aclarar que este aumento será gradual, comenzando con un 10% desde el 1 de noviembre, seguido de un 15% en enero de 2024 y alcanzando un 20% en 2025 para los alimentos ultraprocesados.
Aunque este enfoque busca abordar directamente los umbrales considerados perjudiciales para la salud por el gobierno, as tasas crecientes y la inclusión del IVA han generado preocupaciones sobre el impacto económico en la cadena de suministro, particularmente en el sector Horeca.
Efectos en la salud pública y la economía
En Colombia, los impuestos saludables han sido implementados para promover la salud pública y combatir el consumo de productos que afectan negativamente la salud de los consumidores.
Estos impuestos se aplican a productos específicos para internalizar los costos asociados a enfermedades como la obesidad, enfermedades cardíacas y diabetes, al tiempo que se incentivan opciones más saludables y se contribuye a la sostenibilidad del sistema de salud.
Estos impuestos han demostrado tener un impacto significativo en la reducción del consumo de productos no saludables. Según estudios del Instituto Nacional de Salud (INS) y la Universidad de Los Andes, se ha observado una disminución del 12% en el consumo de bebidas azucaradas durante el primer año de implementación del impuesto. Esta reducción se asocia con un menor consumo de calorías y azúcares libres, lo que contribuye a mejorar la salud de la población.
Recomendaciones para adaptarse a la nueva realidad
Para los empresarios gastronómicos, es esencial evaluar el impacto de los impuestos saludables en sus negocios y adaptarse a la nueva realidad. Algunas recomendaciones incluyen:
1. Evaluar el impacto financiero: Analizar cómo los impuestos afectan los productos y ajustar los precios de venta en consecuencia.
2. Comunicar con los clientes: Informar a los clientes sobre los cambios en los precios debido a los impuestos y explicar las razones detrás de los aumentos.
3. Ofrecer alternativas saludables: Introducir opciones más saludables en el menú que no estén sujetas a estos gravámenes para atraer a los consumidores preocupados por su salud.
4. Innovar en productos y marketing: Adaptar las estrategias de marketing y publicidad para resaltar las opciones saludables y educar a los clientes sobre los beneficios de una alimentación balanceada.
5. Monitorear y ajustar: Evaluar continuamente el impacto de los impuestos en el negocio y hacer ajustes necesarios para mantenerse competitivo.
Tenga en cuenta que, si bien estos impuestos tienen el objetivo de mejorar la salud pública y reducir el consumo de productos nocivos, también presentan desafíos económicos importantes para los restaurantes y negocios relacionados.
Adaptarse a esta nueva realidad requiere una evaluación cuidadosa de los costos y estrategias innovadoras para mantener la competitividad y satisfacer las necesidades de los consumidores.