La inusual situación abrió la discusión sobre si deberían cobrarse los menús de los comensales que no acuden a una reserva.
Un restaurante en España ha generado debate en redes sociales tras cobrar el menú de tres personas que no acudieron a una reserva grupal. La reseña de un cliente, que calificó al establecimiento con una estrella, desató la controversia: «Éramos 17, pero tres no acudieron, y nos cobraron sus menús porque ya los tenían preparados. Nunca lo había visto», comentó el usuario.
Todo parece indicar que la reserva se realizó para un menú cerrado, una práctica común en algunos restaurantes europeos para eventos especiales o grupos. En este tipo de casos, los establecimientos suelen comprar y preparar la comida con antelación, ajustándose al número de personas confirmadas. Por tanto, si algunos invitados no se presentan, ¿qué sucede con esos platos ya preparados?
El debate está servido
Muchos apoyan la decisión del restaurante, mientras que otros consideran que es injusto cobrar por los menús de los comensales ausentes.
En la sección de comentarios, varios usuarios defendieron al restaurante: «Si confirmas 17, pagas 17. Un restaurante es un negocio del que viven muchas familias. Si no fueron los que dijeron que sí, el problema es tuyo, no del local», comentó un usuario. Otro lo comparó con otras industrias: «Si encargas muebles a medida y luego decides que no quieres la mitad, igual te los cobran. ¿Por qué no debería aplicarse lo mismo a un restaurante?».
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Algunos participantes del debate también sugirieron que los restaurantes deberían ser claros con sus políticas de reservas. «Lo aconsejable es explicar previamente a los clientes las condiciones por escrito. Quien quiera ceñirse a las normas será bienvenido, y quien no, buscará otro lugar», añadió un usuario.
No obstante, no todos los comentarios fueron a favor del restaurante. Algunos indicaron que, si el grupo pagó por la comida de los ausentes, lo justo habría sido que pudieran llevársela a casa.
¿Fue una decisión justa? Las opiniones continuarán divididas, no obstante, al restaurante quizá le quedó como aprendizaje que una comunicación clara con sus clientes, especialmente en casos de reservas grandes o menús cerrados, hubiera quizá evitado el percance.
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