Renne es, quizás, uno de los lugares que mejor representa y enaltece la gastronomía peruana en Bogotá. Se trata de un sitio libre de pretensiones y que conserva la esencia de los tradicionales bistró.
Con un menú cuidadosamente diseñado, que incluye platos tradicionales y propuestas de autor, y el uso acertado de ingredientes locales, este restaurante ofrece una propuesta culinaria que vale la pena conocer. Sumado a su servicio amable y atento, la experiencia está más que garantizada.
Su fundador, Carlos Rene Cure, encontró en este proyecto «la conexión de los puntos», pues el restaurante refleja su personalidad en muchos sentidos: la buena mesa, el arte, la hospitalidad, el servicio, el cuidado del detalle.
Pero en el fondo, es un lugar que diseñó para compartir, y para que los amigos se reúnan alrededor de la buena mesa. Porque, según dice, «en este lugar no hay extraños, solo amigos que no se conocen».
La esencia de Renne
Inicialmente, la propuesta giraba en torno a las empanadas, pero con el tiempo evolucionó hasta convertirse en lo que es hoy: una fusión maravillosa entre la tradición y la innovación. Su hilo conductor: la cocina peruana, considerada como una de las mejores del mundo.
Lo que hoy es Renne es producto de un camino largo, de exploración y pivoteo, que se materializó en un propuesta sólida y un tanto atrevida. Y es que Renne es un restaurante que invita a atreverse, un lugar para experimentar. Un espacio donde la autenticidad se reinventa y donde siempre hay algo para sorprenderse.
El menú se ha construido de forma sinérgica y detallada, tanto por el mismo René, como por el chef peruano Miguel Castillo, socio del proyecto. Miguel es un experimentado cocinero, formado en Cordon Bleu, de sazón certera y con una vasta experiencia en fogones de restaurantes de cocina peruana, varios de ellos bastantes reconocidos en la ciudad.
Con su toque personal, ha impregnado en cada propuesta del menú una autenticidad, una calidad y una sensorialidad notoria. Ha logrado, de manera muy interesante, combinar lo mejor de la gastronomía de ese país, con influencias internacionales e, incluso, con varios guiños a la cocina colombiana.
Si algo hay más para destacar de este sitio, es la creatividad y colaboración del equipo de cocina. Tanto los chefs como el personal de servicio, aportan ideas para el perfeccionamiento de los platos o la creación de nuevas recetas. Como en un laboratorio, aquí se vale experimentar y todas las opiniones son escuchadas.
Qué comer en Renne
Conservando el espíritu de un bistró, los platos aquí son generosos, diseñados para comer bien, a precios justos, con opciones para todos. Incluye desde los clásicos peruanos, como el lomo saltado, el ají de gallina, o los ceviches, hasta combinaciones más innovadoras que integran influencias italianas, nikkei y caribeñas, como el risotto ítalo-peruano, o la causa cartagenera.
Uno de los platos más llamativos es el chanchito anticuchero, cerdo cocido lentamente en una salsa anticuchera y acompañado de arroz, que captura la esencia de la cocina peruana con un toque moderno. Otra de las estrellas es el arroz bahía, una bien lograda fusión de sabores tailandeses y peruanos.
Para iniciar el día, hay una completa oferta de desayunos y brunch, que cada vez gana más adeptos. Recomendada, muy recomendada, la experiencia de cinco pasos con porciones moderadas que incluye parfait, avocado, calentado, lomo a lo pobre y tallarine de pancake.
El restaurante también ha pensado en sus clientes corporativos con la apertura de su espacio «La Cava», un espacio al interior del establecimiento que ha sido transformado en un salón de reuniones acogedor y multifuncional. Con una selección de vinos en exhibición y una pantalla de video, La Cava ofrece un ambiente ideal para eventos empresariales y reuniones privadas. Esta propuesta ha sido muy bien recibida, ofreciendo una opción conveniente y atractiva para las empresas de la zona.
Ubicado en pleno World Trade Center, Renne se ha convertido en una de las opciones favoritas de los oficinistas de la zona, por lo que es usual ver el sitio altamente concurrido a la hora del almuerzo en días laborales. Sin embargo, ha ido conquistando otros mercados, llamando la atención de otro público y estableciéndose como alternativa para diferentes momentos de consumo, incluidas las noches y los fines de semana.
Y entendemos por qué: es un restaurante entrañable, al que da gusto regresar.
Donde: Carrera 8A # 99-09 Local 119 World Trade Center