Cuando de vinos se trata, nada mejor que sentir sus características y degustarlo sin pretensiones. Te damos una idea para que te diviertas con tus amigos mientras aprendes.
No importa si eres experto, novato, o si no tienes ni idea de vinos. Lo importante es contar con la disposición de aprender y los sentidos abiertos para jugar. Se trata de un concurso de cata ciegas.
Pero empecemos por definir: ¿qué es una cata a ciegas? Palabras más, palabras menos, es una técnica utilizada para degustar los vinos de manera “objetiva”, sin dejarse influenciar por lo que dice en la etiqueta, por su marca, por su fama o por su buena o mala reputación. De esta manera, es posible valorarlos desde el punto de vista organoléptico.
Organiza el juego en tres sencillos pasos.
1. Elije los vinos
La primera recomendación es que la cata sea temática, así que puedes elegir los vinos según su origen, cepa, o año de cosecha. Ten en cuenta que la idea es hacer de este juego algo divertido. Por eso, dales pistas a los concursantes indicándoles, por ejemplo, que los vinos de la noche serán “blancos del nuevo mundo” para que ellos puedan identificar más características.
Consigue por lo menos tres etiquetas de las cepas seleccionadas y elije vinos de muy buena calidad, porque estos son más fáciles de reconocer.
Para hacerlo un poco más divertido, otras ideas que pueden funcionar al momento de poner una temática son:
– 3 vinos de diferentes regiones para identificar las diferencias de los terruños
– 1 vinos criado en barrica, versus 1 vino sin crianza.
– 1 vino de botella, versus 1 vino de caja (este último puedes envasarlo para despistar)
2. Esconde las botellas
Ocúltalas en bolsas de papel. Nadie puede ver las etiquetas, de lo contrario se perdería el sentido del juego.
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3. Orienta la cata
Sí, uno debe quedarse sin jugar: el orientador. Comienza con las degustaciones, una a la vez. Sirve los vinos, de izquierda a derecha y en el mismo orden. Recuerda primero comenzar por los jóvenes o ligeros, y finalizar con los más maduros. Por último, indícales el tiempo que tienen para mirar, oler y probar el vino.
Luego llegará la hora de opinar y ver quién es el más acertado. La cata a ciegas es una manera divertida de acercarse al mundo de los vinos y pasar un buen momento.
No se trata de un juzgamiento profesional. Más bien, como diría José Peñín, “es como un divertimento, un juego entre amigos, un acto puntual”.