Bretaña y Refisal presentan una sal especial para micheladas, una colaboración que responde a tendencias de sabor y abre oportunidades al canal gastronómico.
Bretaña y Refisal unieron esfuerzos para lanzar la edición especial Sal Limón Picante para michelar, un producto que combina la soda de Postobón con la sal especializada de Brinsa. Más que un lanzamiento comercial, la colaboración refleja un movimiento estratégico hacia los consumidores que buscan recrear experiencias de sabor diferenciadas, una tendencia creciente que los empresarios gastronómicos pueden capitalizar.
El producto nace en un contexto en el que, según Innova Market Insights, las combinaciones novedosas se posicionan como la tercera tendencia global de sabores en 2025. La alianza se inserta en ese escenario al proponer un insumo que no solo responde al gusto popular por las micheladas, sino que también eleva su preparación como ritual, algo relevante para bares, gastrobares y restaurantes que buscan actualizar su oferta.
Para su desarrollo, los equipos creativos trabajaron sobre los códigos sensoriales de ambas marcas: la frescura de Bretaña y el perfil ácido-picante de Refisal. De ese proceso surgió el concepto del michelador, una base diseñada para potenciar la presentación, el bordeado del vaso y la experiencia final del consumidor. Para el sector gastronómico, este tipo de productos abre la puerta a cocteles más eficientes y estandarizados.
El lanzamiento se realizó en la Catedral de Sal de Zipaquirá, un escenario simbólico que reforzó la narrativa del origen del ingrediente. Según David Pulido, director de marca y publicidad de Brinsa, el evento tomó tres meses de planeación y buscó integrar ambientación, música y degustaciones bajo la idea “La mezcla que te atrae”, apostando por un posicionamiento sensorial que también puede traducirse a estrategias de servicio en establecimientos.
Para Pulido, la colaboración era un camino natural: “nos estábamos buscando hace mucho rato”, dijo en conversación con este medio. Ambas marcas comparten un público aficionado a las micheladas, un punto de conexión que permitió construir una propuesta de valor conjunta. En términos de negocio, esto demuestra cómo dos compañías de categorías distintas pueden converger en un producto que incentive el consumo complementario.
Refisal trabajó por primera vez una sal negra con notas cítricas y picantes para el mercado colombiano. Este desarrollo no solo amplía su portafolio, sino que también introduce a los restaurantes un insumo versátil que puede usarse en coctelería, en entradas o incluso como adorno gastronómico, una oportunidad para innovar en presentación y precio promedio por plato o bebida.
La iniciativa también anticipa nuevos movimientos. Pulido adelantó que Refisal prepara un lanzamiento orientado a las parrillas para fin de año, una apuesta que podría influir la temporada alta de asados en hogares y restaurantes. Aunque el producto ya existe en otros países, su llegada al mercado local podría dinamizar las cartas de carnes y generar oportunidades para diferenciar maridajes y sazonadores.
Una alianza para capitalizar la tendencia de las experiencias de sabor
Para los empresarios gastronómicos, el lanzamiento Bretaña x Refisal es una señal clara del crecimiento de las experiencias sensoriales como ventaja competitiva.
Integrar insumos diseñados para elevar rituales de consumo —como el bordeado especializado de micheladas— puede convertirse en una herramienta para aumentar valor percibido, atraer nuevos públicos y robustecer la propuesta de servicio en un mercado donde cada detalle importa.
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