¿Cómo aprender a describir el aroma de los vinos?

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Para sensibilizar el olfato y saber diferenciar cada uno de los aromas es necesario comenzar a hacer un planificado entrenamiento. Pero tranquilo, no es necesario gastar mucho dinero.

Antes de explicarlo, es bueno destacar que mediante el entrenamiento olfativo es posible identificar y definir con claridad las sensaciones, así como despertar la memoria olfativa y percibir con mayor facilidad los aromas de los vinos.

De esta manera se podrá disfrutar mejor de todas sus cualidades, al involucrar más sentidos en su degustación. También es importante recordar que los vinos cuentan con diferentes tipos de aromas, según su variedad. Por ejemplo, entre los aromas primarios para los tintos encontramos los vegetales (pimiento, laurel, café fresco), florales (violeta, lila, rosa), frutales (frutas rojas y negras) y minerales (pimientas, tomillo, pimentón).

También existen aromas secundarios y terciarios, pero para no extendernos te recomendamos consultar la información de este enlace.

Uno de los métodos para aprender a reconocer los descriptores aromáticos es mediante la colección de aromas “la Nariz del Vino”. Pero es posible entrenar en casa, tan solo con la ayuda de unas copas y unos cuantos ingredientes. La primera recomendación es concentrarse en diferenciar los aromas naturales y familiarizarse con algunos de ellos.

Teniendo clara la clasificación de los aromas y sus series, podríamos por ejemplo llenar una copa con clavos de olor, otra con astillas de canela y otra con moras frescas. Acercando nuestra nariz a cada una de las copas, aprenderemos a diferenciar algunos de los aromas más característicos de los vinos tintos jóvenes.

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Este procedimiento puedes hacerlo en repetidas ocasiones, incluso con los ojos cerrados, y tomar apuntes de las percepciones encontradas. Además, se pueden ir añadiendo más ingredientes al entrenamiento. Si lo que queremos es aprender a percibir los aromas de un vino reserva, llenaríamos la copa de una mora confitada, por decir algo. Así podemos ir creando la memoria olfativa.

Ya con los aromas (no se acostumbra decir olores, pues esta palabra hace referencia a lo desagradable) identificados, se puede comenzar a practicar con copas llenas de vino. Se sugiere servir un trago de vino en la copa correspondiente, de acuerdo al ingrediente que teníamos allí, y luego oxigenarlo haciendo movimientos circulares con la muñeca. De esta forma, el vino se despierta y sus aromas son más perceptibles.

Luego, recuerda aromas que reconociste antes y trata de relacionarlos utilizando tu memoria olfativa. Por su parte, la recomendación final  es perder la pena a oler la comida y las bebidas. Sólo de este modo es posible ir creando un amplio descriptor aromático e identificar más fácilmente los aromas que trae el vino.

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