Bares y restaurantes afrontaron un día complicado el pasado 28 de abril, con muchos locales operando a medio gas y otros cancelando el servicio nocturno debido al apagón masivo.
La capital española vivió este lunes un apagón masivo que afectó a bares y restaurantes de toda la ciudad, dejando pérdidas millonarias en el sector.
Con una jornada que prometía ser favorable para los negocios gastronómicos, el apagón sorprendió a los propietarios y clientes, quienes vieron cómo se apagaban las cocinas, las cámaras frigoríficas y las reservas de los establecimientos. Algunos empresarios expresaron al diario El País de España sus inquietudes:
Juan Fernández, copropietario de La Tasquita de Manuel Becerra, relató cómo su restaurante, con capacidad para casi un centenar de personas, tuvo que cerrar a las 13:00 horas después de haber servido apenas 60 euros en una media hora. “Este día nos ha costado unos 20.000 a 25.000 euros, porque esta noche tampoco vamos a poder abrir”, expresó con frustración, señalando que, además, las reservas no pudieron cancelarse y la mercancía en las cámaras estaba en riesgo.
La cafetería Montesa, por su parte, intentó seguir adelante con velas para iluminar el local y gas para cocinar, pero también se vio obligada a reducir su actividad. “Nos hemos adaptado como hemos podido, pero es un día perdido”, comentó Moisés López, propietario del establecimiento, quien lamentó las pérdidas económicas y la incertidumbre para el día siguiente.
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En otros establecimientos cercanos, como el restaurante O’Grelo, el personal también se vio obligado a servir platos fríos y esperar a que se restableciera la electricidad para salvar lo que pudieran de sus existencias, especialmente mariscos. “Podemos perder más de 10.000 euros, hoy las pérdidas podrían superar los 20.000 euros”, explicó Adolfo Escobar, dueño del restaurante.
Mientras tanto, los comercios más pequeños, como la Horchatería Alboraya, que vendió horchata y refrescos, y la Marisquería Sanchís, que vendió comida preparada para llevar, luchaban por minimizar las pérdidas. “Hoy habremos dejado de facturar unos 2.500 euros”, dijeron Sara Baquero y José María Galván, propietarios de la marisquería.
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