Expertos comparten sus recomendaciones para acelerar la adopción estos alimentos entre los consumidores.
De acuerdo con un informe reciente de Boston Consulting Group (BCG), las proteínas alternativas representan una solución clave para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en la producción de alimentos. Sin embargo, su adopción masiva enfrenta desafíos importantes, como la necesidad de igualar a las proteínas animales en sabor, textura y precio, así como la falta de apoyo gubernamental e inversión adecuada.
Según BCG, un enfoque integral que combine innovación, políticas públicas y financiamiento estratégico es fundamental para superar estas barreras.
Innovación como motor de cambio
El éxito de las proteínas alternativas depende de su capacidad para alcanzar la paridad con las proteínas animales. Esto incluye avances en sabor, textura y costo, así como en conveniencia para el consumidor. El uso de tecnologías como la fermentación de precisión y los bioreactores puede ser decisivo para desarrollar productos más competitivos y atractivos, capaces de captar una mayor cuota de mercado.
El papel crucial del sector público
El apoyo gubernamental es esencial para acelerar la transición hacia las proteínas alternativas. Esto implica establecer objetivos claros de reducción de emisiones, proporcionar subsidios específicos y destinar recursos a la investigación y desarrollo en este sector. Además, es necesario simplificar los procesos regulatorios para que las innovaciones lleguen más rápido al mercado.
El análisis destaca que los subsidios y la inversión pública en proteínas alternativas son significativamente menores en comparación con otros sectores sostenibles, lo que limita su capacidad de crecimiento a gran escala.
Inversión estratégica para escalar la producción
Se estima que se requieren cerca de USD$30 mil millones en infraestructura global para construir instalaciones de manufactura a gran escala y optimizar la producción de proteínas alternativas. Las inversiones conjuntas de sectores públicos y privados, así como las alianzas estratégicas, serán clave para cerrar esta brecha. Este financiamiento permitirá no solo incrementar la capacidad de producción, sino también mejorar la eficiencia y reducir los costos asociados.
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El informe de BCG expone ejemplos positivos en países como Singapur, Israel y Estados Unidos, donde se han implementado marcos regulatorios que facilitan la comercialización de nuevos productos, como la carne cultivada y las proteínas derivadas de la fermentación.
Estas iniciativas demuestran el potencial transformador del sector cuando se combinan innovación, financiamiento y regulación adecuada.
BCG concluye que las proteínas alternativas tienen el potencial de revolucionar los sistemas alimentarios globales, contribuyendo a satisfacer la creciente demanda de alimentos de manera sostenible y a mitigar el cambio climático.
Para lograrlo, es imprescindible una colaboración activa entre gobiernos, empresas y la sociedad civil, creando un ecosistema robusto que impulse la innovación y permita una transición efectiva hacia alternativas más sostenibles.
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