¿Por qué se acabó Pizzerías D´omo en Colombia?

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D´omo fue una de las más icónicas cadenas de restaurantes de Colombia, que alguna vez fue sinónimo de diversión, pizza y buena música en vivo, hasta que no pudo soportar su punto más crítico, a pesar de los diferentes intentos de salvar la marca.

Hace más de tres décadas, Pizzerías D´omo se erigía como una pionera, expandiéndose desde sus inicios en Bogotá hasta ciudades como Cali, Medellín, Barranquilla y Cartagena.

Con más de 25 locales en su apogeo, D´omo se convirtió en un referente no solo de la oferta gastronómica sino también de la experiencia de entretenimiento que ofrecía.

Esta marca de restaurantes fue inaugurado en 1978 y su propietaria era la familia Espinel Martínez. Desde que inauguró sus  primeros establecimientos en 1978, sus propietarios observaron que la gente, especialmente los jóvenes, se levantaban a bailar de manera espontánea junto a las mesas mientras esperaba su pedido. Fue en ese momento cuando surgió la idea de fusionar la rumba con la pizza, según relató en su momento Diego Espinel, uno de los accionistas de Pizzerías D´omo, para el diario El Tiempo.

A partir de entonces, las pizzerías D´omo dejaron de ser simplemente restaurantes para convertirse en auténticos lugares de diversión, sus locales eran una especie de taberna con pistas de baile y actuaciones de orquestas los fines de semana. Este innovador concepto resultó ser un rotundo éxito en la década de los 80 y comienzos de los 90.

Sin embargo, la crisis comenzó a gestarse en 1995,  año que marcó que marcó el inicio de una serie de eventos adversos que afectarían el rumbo de Pizzerías D´omo. Pérdidas económicas significativas y una disminución del 35% en la clientela marcaron el comienzo de tiempos difíciles.

Así lo reveló Diego Alejandro Rodríguez Piña, abogado especializado en propiedad intelectual, en este video en su cuenta personal de YouTube

La época dorada y la caída inesperada de Pizzería Domo

En 1995, Pizzerías D´omo era ya un gran clásico en la escena gastronómica colombiana, con más de 25 locales que ofrecían una experiencia diferencial para ese momento: pizza, música en vivo y la posibilidad de bailar.

Sin embargo, la tragedia comenzó a golpearlos cuando uno de sus locales, ubicado en las 140 con 30 en Bogotá, se incendió, resultando en una pérdida significativa tanto en términos económicos como de reputación.

En 1996, el restaurante de Cali cerró sus puertas después de tan solo 30 días de operación, debido a la depresión económica que afectaba a la ciudad. A esto se sumó la inundación total de la bodega de alimentos en Bogotá, generando pérdidas adicionales para la empresa.

En aquel entonces, la falta de conciencia sobre la importancia de asegurar adecuadamente los negocios exacerbó las dificultades financieras que enfrentó D´omo. La cadena, que antes era un símbolo de prosperidad, comenzó a enfrentar problemas económicos y de endeudamiento, reduciendo su número de locales a la mitad, de 25 a 11.

Ya para finales de los años 90, la apertura económica en Colombia permitió la entrada de numerosas empresas extranjeras, incluyendo gigantes como McDonald’s y KFC.

Esta competencia extranjera, combinada con la falta de adaptación a las nuevas restricciones gubernamentales sobre el consumo de licor en los establecimientos, afectó gravemente la economía de los locales de D´omo.

La falta de flexibilidad para adaptarse a estas condiciones cambiantes, sumada a la pérdida de popularidad frente a las franquicias internacionales, contribuyó a la disminución de la clientela y a la crisis económica que enfrentaba la cadena de pizzerías.

Espinel admitió en los medios que la empresa no estaba preparada para enfrentar la dura competencia desatada por la apertura económica en Colombia. La llegada de grandes franquicias internacionales como McDonald’s y KFC opacó a los negocios locales, afectando considerablemente la economía doméstica de D´omo.

La situación se agravó con las restricciones impuestas por la administración del entonces alcalde de Bogotá, Antanas Mockus, quien limitó las horas de operación de los establecimientos de entretenimiento, afectando el modelo de negocio de D´omo que combinaba pizza, música en vivo y baile hasta altas horas de la madrugada. Estas medidas, sumadas a la recesión económica y a la competencia extranjera, contribuyeron a la decadencia de la cadena.

El difícil camino hacia la reestructuración

En medio de la crisis, Pizzerías D´omo enfrentó un difícil proceso de reestructuración financiera. Aunque no existía la ley de reestructuración de deudas que se conoce hoy en día, la cadena optó por un acuerdo concordatario con la Superintendencia de Sociedades.

Este camino implicó luchar contra los acreedores, enfrentarse a deudas que superaban los mil millones de pesos y cerrar locales no rentables.

La falta de una visión estratégica y la resistencia a la innovación fueron desafíos que D´omo enfrentó durante estos años críticos. Sin embargo, la cadena intentó renacer a través de un ambicioso plan que incluyó la reestructuración financiera, la concentración en puntos estratégicos y la apertura a nuevos inversionistas, demostrando una determinación inquebrantable por parte de la familia Espinel Martínez para salvar la compañía que fue parte fundamental de sus vidas.

En 1998, Pizzerías D´omo acumuló pérdidas cercanas a los 1.000 millones de pesos, una cifra significativa en un momento en que la competencia en la industria alimentaria se intensifica. Con deudas que ascendían a los 3.000 millones de pesos, la empresa solicitó el concordato, buscando un respiro financiero para reorganizar sus pasivos y evitar la liquidación.

Los propietarios, la familia Espinel Martínez, incluso propusieron ofrecer los locales como dación en pago, con un pacto de recompra a 18 meses, financiado a 10 años con tasas normales de mercado. Además, la empresa intenó embarcarse en un proceso de reestructuración que incluía el lanzamiento de nuevos productos, promociones y la búsqueda de nuevos nichos de mercado.

Pero estas acciones fueron en vano. D´omo se fue quedando cada vez con menos locales hasta que llegó a su fin a mediados de la segunda década del milenio.

 

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Imagen de referencia, Pexels

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