Portugal es un país muy conocido por su producción de vinos, gracias a que tiene un clima que lo favorece con una gran riqueza y variedad de suelos, así como de cepas originarias del país, que lo convierten en el sexto productor de vinos en el mundo. Aún siendo tan pequeño, con 92,212 km² de territorio, puede presumir de una diversidad amplia de vinos, más allá de los famosos fortificados, como el Oporto y el Madeira.
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Los enólogos han manteniendo fe en sus uvas, y es que las cepas de Portugal son únicas y variadas, más de 500 han sido registradas. En cuanto a la calidad, un cuarto de siglo de inversión, educación y talento de los profesionales del vino ha significado que sea un país destacado en el mapa vitivinícola. Su terroir, es decir, la combinación de suelos y climas, es igualmente diverso. De norte a sur, de este a oeste, de montaña a viñedos marítimos, calientes y secos o frescos y verdes.
Así mismo, la gastronomía es un tema nacional. Para los portugueses la comida y el vino son fundamentales, y tanto el restaurante ocasional como el moderno sigue las reglas de la tradición: abundantes porciones de platos locales, carne, jamones y embutidos, pescados y mariscos, abundante pan, arroz y papas, y una botella de aceite de oliva siempre listo en la mesa. El postre, obligatorio, las yemas de huevo y el azúcar, sus protagonistas.
Para saber más sobre el vino de Portugal, Nicolás Reines, presidente de la Asociación Colombiana de Sommeliers, te cuenta cinco cosas que no sabías de estos caldos del Viejo Continente.