En diálogo con revista Buen Gusto, el creador del restaurante El Cielo habla sobre su perspectiva para la industria gastronómica en esta nueva era.
Los empresarios viven una nueva realidad y su mayor reto, indistintamente, es la adaptación. Adaptarse para asumir lo que viene. Adaptarse, si es necesario, para cerrar ciclos.
Dice Barrientos que asumir la etapa que vivimos significa pasar del dicho al hecho. Dejar de hablar de reinvención y pasar a la acción. Hacerlo, incluso, rápidamente. Incluso, con miedo.
En ese proceso de movimiento, posiblemente abrumador, no solo es válido, sino necesario, tomarse una pausa en el camino. Un respiro con cabeza fría. Un respiro para analizar, para leer el contexto y dar los timonazos que sean necesarios.
«Toda crisis a lo que invita es a un cambio obligado y rápido. Una empresa no puede quedarse quieta nunca, porque se estanca, con mayor razón en una crisis. Quien en esta circunstancia no cambie, desaparece. Esta es una oportunidad que tenemos para transformarnos», comenta.
Nueva perspectiva
Sin haber arrancado la cuarentena, Juan Manuel Barientos ya comenzaba a barajar las decisiones que necesitaba tomar. Anticipándose al aislamiento, citó a su equipo y les habló de los movimientos urgentes, como la suspensión de algunos de sus proyectos, el aplazamiento y la transformación de algunos otros.
Hechos los ajustes correspondientes de optimización de recursos y de personal y, aplicando lo que predica, se concentró en cómo adaptar sus experiencias gastronómicas para este nuevo ciclo, a puerta cerrada.
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La pregunta clave fue: ¿cómo garantizar una experiencia a domicilio, a la altura de la ofrecida en sus restaurantes? Fiel a su filosofía de exigencia y trabajo meticuloso e incansable, logró, junto con su equipo, hacer pruebas, desarrollar oferta, encontrar empaques y suministros ideales, entrenar a su personal para las entregas.
Durante la cuarentena, la comunicación con su equipo ha sido clave para preservar el flujo como organización. Las cohesión ha sido indispensable para la puesta en marcha y funcionamiento de los renovados proyectos.
Por cierto, el reto para este equipo es aún mayor, pues Juan Manuel, contrario a la mayoría de empresarios, se trazó un plan de crecimiento a un año, bajo el modelo de cocinas ocultas. Con ello, quiere demostrar lo dicho: crisis es igual a oportunidad.
Prepararse para lo que viene
«Los empresarios tienen que comenzar por hacer un diagnóstico. Analizar a qué porcentaje del mercado van a acceder, cuáles son sus costos fijos y variables, qué cosas van a sacrificar, cuáles son los nuevos monetizables que van a crear», explica.
De hecho, él se ha dedicado por estos días a preparar un curso virtual para los empresarios y emprendedores, que lanzará próximamente con el fin de ayudar a realizar esos diagnósticos, bajo la metodología que él mismo pone en práctica para sus negocios.
«La crisis más difícil que he tenido fue cuando abrí en Miami y Bogotá, porque no sabía que hacer. La crisis actual puede ser la más complicada, pero no la más difícil, porque ya sabemos qué hacer. Yo siempre recomiendo en estos casos, como lo digo en mi libro, implementar el concepto de la micro paciencia y la macro velocidad para tomar decisiones».
En últimas, concluye, son tiempos de adaptación y quien sobreviva, no será el más fuerte. Será el que mejor se adapte.