La historia de cómo las «brujas» eran las maestras cerveceras de la Edad Media cautivó desde el primer momento a Camilo Rojas, socio de Chelarte. Es por eso que inspirado en los procesos de aquella época decidió junto a dos casas cerveceras artesanales rescatar ese protagonismo de la mujer perdido a lo largo de los siglos y rendirle un homenaje con el lanzamiento de “Tábata”.
“Es una nueva cerveza de temporada elaborada con un receta especial, basada en los ingredientes usados en la época medieval: con hierbas como laurel, romero, enebro y mejorana, sin usar lúpulo”, explica Rojas. Tábata fue elaborada por iniciativa de Chelarte, 2600 Brau Haus y Leidy Rincón, maestra cervecera, para destacar esa labor pionera de las mujeres en el nacimiento de un producto tan popular hoy.
“Quisimos recrear la historia en su proceso de fabricación artesanal sin utilizar lúpulo y agregando algunas hierbas de la época”, aclara. Con esto se quiere dejan patente del rol femenino que fue opacado por esas sociedades feudales que acusaron a las mujeres de brujas.
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Esta es una cerveza dorada, de siete grados de alcohol y su proceso artesanal está basado en el estilo de fabricación conocido como ‘gruit’, consistente en la mezcla de hierbas con las que se aromatiza la bebida. Tábata se suma a Pamela, Raquel, Carmela, Zenaida y Victoria, como bautizaron a las propuestas cerveceras que desde 2012 Chelarte ha presentado al mercado bogotano, con arquetipos femeninos y nombres de mujer.
El mito detrás de la historia
Y lo que se podría considerar uno de los secretos mejor guardados de la historia de la cerveza es que en la Edad Media las mujeres fueron las responsables de la fabricación de esta bebida. Incluso llegaron a adquirir cierto protagonismo, como usar sombreros alargados y ubicar una escoba en la puerta de sus casas cuando elaboraban la cerveza y perfeccionaban los métodos de cocción agregando hierbas y especias. Esta labor las convirtió en una amenaza para una sociedad señorial y prácticamente les creó una fama negativa –incluso de brujas maléficas – que las invisibilizó en la historia oficial de la cerveza.
Los relatos de la época cuentan además que cuando las mujeres habían preparado cerveza ponían una escoba afuera de sus casas para avisar que tenían producto disponible para la venta. También solían convivir con gatos como mecanismo de control de roedores para evitar que se comieran la malta con la que preparaban la cebada. Estas particularidades, que también incluyen el uso de un sombrero grande y puntiagudo como estrategia para hacerse notar y mostrar el orgullo de ser mujeres cerveceras, influyeron para que muchas de ellas, sobre todo las que estaban solteras, fueran consideradas brujas.
“Aquellas brujas fueron en realidad las gestoras de una industria enorme. La cerveza siempre ha sido femenina. Su proceso de elaboración pasó de generación en generación hasta que el hombre tomó su control y se fue desdibujando el rol de la mujer», añade Rojas.