Este alimento, básico en la dieta nacional y visible en todos los barrios del país, refleja de manera informal la dinámica del consumo, el poder adquisitivo de los hogares y los costos de producción.
En Colombia, pocas cosas son tan comunes como el pollo asado. Se vende en esquinas, centros comerciales y restaurantes familiares. Pero más allá de ser un ícono gastronómico, este producto se ha convertido en un referente informal del comportamiento económico del país, una especie de “termómetro” popular que permite medir desde la inflación hasta la confianza del consumidor.
Aunque no está incluido oficialmente en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), el pollo asado refleja de forma directa el impacto de las alzas en los insumos, el costo de vida y el nivel de consumo en los hogares colombianos.
Estas son tres razones por las que este producto se ha convertido en indicador económico en el país:
1. Un producto de consumo transversal
En palabras sencillas, todos comen pollo asado, desde familias de ingresos bajos hasta altos. Su precio es accesible en comparación con otras carnes, y su consumo masivo permite observar cómo se comporta el bolsillo de los ciudadanos.
“Cuando sube el precio del pollo asado, no es solo el pollo. Es el gas, la papa, el arroz, el salario del cocinero y el arriendo del local. Todo eso sube con él”, explica Mauricio Romero, economista y docente universitario. “Por eso, muchos economistas y comerciantes lo usan como una referencia clara del momento económico.”
2. Un termómetro del poder adquisitivo
En tiempos de crisis o desaceleración económica, los propietarios de asaderos notan que las familias compran más presas sueltas y menos combos familiares, o que dejan de pedir bebida y papas adicionales. Es un patrón repetido que indica que el consumo se ajusta a la baja.
Lea también: Estas son las marcas de pollo frito más pedidas a domicilio en Colombia
Por el contrario, en temporadas de recuperación, aumenta la venta de combos completos, domicilios y hasta porciones extra. Este comportamiento es una señal indirecta de que hay mayor fluidez económica y confianza en el gasto.
3. Costos e insumos en aumento
El precio del pollo asado también es sensible a los costos de producción. Factores como el precio del maíz (principal alimento del pollo), los costos del gas, la energía, el transporte y los impuestos locales afectan directamente el valor final del producto. Cuando alguno de estos insumos se encarece, el precio del pollo asado también lo hace, convirtiéndose en un indicador inmediato de presión inflacionaria.
De hecho, algunos gremios como Fenavi han advertido que, aunque el consumo per cápita de pollo sigue siendo alto (36,8 kg por persona en 2024), los márgenes de ganancia de muchos negocios populares han caído debido al aumento en los costos operativos.
Los asaderos de pollo representan un motor de empleo informal y microempresa. Se estima que miles de negocios en todo el país viven exclusivamente de la venta de pollo asado, lo que convierte este alimento en una fuente importante de ingresos para familias emprendedoras, repartidores, proveedores y trabajadores del sector.
Por eso, cuando se dice que “el pollo asado es un indicador económico en Colombia”, no es una exageración. Su precio, su demanda y su rentabilidad reflejan una parte esencial de la economía cotidiana: esa que no siempre aparece en los grandes informes macroeconómicos, pero que habla con claridad del día a día de millones de colombianos.
Revista Buen Gusto es la plataforma de información de negocios para los empresarios y profesionales del sector HoReCa en Colombia.
Si desea mantenerse al día con las últimas noticias, tendencias, estrategias y consejos de la industria, suscríbase aquí
Tal vez le interese
Diseño de menú, el ingrediente clave para triunfar en la venta de hamburguesas
Ricardo Guedes, nuevo CEO de Arcos Dorados Colombia a partir del 1 de julio