Jeison Orduz, de origen campesino, apuesta por afianzar su concepto de negocio, Chimbarepa, en Zipaquirá y la Sabana de Bogotá.
Jeison Orduz, originario de Boyacá, encontró en la arepa de choclo la clave para ganar su primer festival gastronómico, el Arepa Fest 2024, un evento que lo había visto en segundo y tercer lugar en ediciones anteriores.
Este reconocimiento fue especial para él, por tratarse de una preparación en la que se esmeró en resaltar el potencial de la gastronomía colombiana, rindiendo tributo a sus tradiciones campesinas y al producto local.
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Orduz, con su propuesta de una arepa de choclo —una arriesgada pero calculada apuesta en un festival donde la arepa tradicional de maíz domina— fue el gran protagonista del evento.
Su creación no era una arepa cualquiera; la combinó con birria de res, queso campesino, salsa de ají amarillo, guacamole, ceviche de chicharrón y habas tostadas. Una propuesta que, a simple vista, fusionaba tradición y modernidad, reflejando su deseo de honrar los productos locales y demostrar que con ellos es posible crear alta gastronomía, incluso en el mundo de la comida rápida.
Este triunfo no llegó de la noche a la mañana. En ediciones anteriores del festival, Jeison había quedado en segundo y tercer lugar, lo que para él representaba una oportunidad de aprendizaje y mejora constante.
Esta vez, su enfoque fue claro: lograr el primer puesto. La decisión de optar por una arepa de choclo en lugar de una de maíz se basó en su intuición y en su deseo de innovar. Al final, su estrategia funcionó, logrando no solo el reconocimiento del jurado, sino también de los comensales que lo eligieron como su favorito.
Un homenaje a la tierra y la tradición
Jeison, nacido y criado en Aquitania, siempre tuvo un arraigo profundo con la tierra y con las costumbres culinarias campesinas.
Como buen boyancense, creció viendo a su abuela moler maíz y preparar arepas para la familia, y aunque nunca imaginó que terminaría en una cocina, esos momentos marcaron su relación con la gastronomía. “De niño, siempre estuve ligado a los fogones, aunque no me veía como cocinero. Pero la vida me llevó por ese camino”, recuerda.
El viaje de Jeison en la gastronomía comenzó de forma inesperada. Buscando oportunidades educativas, decidió viajar a Argentina para estudiar una ingeniería, pero las cosas no salieron como lo planeaba.
Sin embargo, las circunstancias lo llevaron a trabajar como domiciliario en un restaurante árabe, donde un día tuvo que cubrir a un cocinero ausente. Ese fue el inicio de su carrera en los fogones.
La cocina lo atrapó, y aunque al principio solo era un trabajo, pronto se convirtió en su pasión. A partir de ahí, comenzó a estudiar gastronomía y a trabajar en reconocidos restaurantes en Argentina y España, donde pulió su técnica y aprendió de los mejores chefs. Su paso por restaurantes con estrellas Michelin fue definitiva para su desarrollo y para definir su estilo, basado en el respeto por el producto y la creatividad en las preparaciones.
Cuando en 2019, su amigo de la infancia lo invitó a emprender un negocio en Zipaquirá, Jeison no lo pensó dos veces. De vuelta en Colombia, ambos decidieron que la arepa sería el producto estrella de su restaurante, Chimbarepa, pero no una arepa común, sino una «arepa muy chimba».
Quisieron crear una propuesta que honrara las tradiciones colombianas y, al mismo tiempo, demostrara que la comida rápida también puede ser sofisticada cuando se utiliza producto local y se aplican técnicas de alta cocina.
Chimbarepa: Un viaje de sabores y técnicas
El éxito de Chimbarepa radica en la dedicación de Jeison por investigar y perfeccionar cada detalle de sus preparaciones. En su menú, las arepas son las protagonistas, con rellenos que incluyen carnes con cocciones lentas, ceviches, salsas artesanales y vegetales frescos. Todo se elabora con productos locales, desde quesos de la región hasta carnes maduradas y vegetales orgánicos. Además, Jeison ha sido cuidadoso en elegir ingredientes que provienen de la cordillera de los Andes, lo que le da a su propuesta un toque único y auténtico.
“Quería demostrar que la comida rápida puede ser bien elaborada, utilizando productos de nuestra tierra”, explica Jeison, con la pasión que lo caracteriza.
Esa misma pasión la transmite en cada plato, en el que fusiona la tradición con técnicas modernas, resultado de sus años de experiencia en cocinas internacionales.
El restaurante, que comenzó con un menú modesto, ha ido ampliando su oferta con el tiempo, integrando opciones que van desde hamburguesas hasta burritos y perros calientes, todo con el sello distintivo de Jeison: preparaciones caseras y llenas de sabor.
Además, ha incluido opciones vegetarianas que han sido muy bien recibidas por los comensales, lo que demuestra su capacidad para adaptarse a las demandas del mercado sin perder su esencia.
Un futuro prometedor
A pesar de las dificultades que ha enfrentado, como la pandemia o la disolución de su sociedad, Jeison sigue adelante con firmeza. Su objetivo ahora es reconfigurar su negocio, renovar su marca y seguir investigando sobre las arepas para tener una oferta aún más sólida. Está contemplando la posibilidad de expandirse a otras poblaciones de la Sabana y, eventualmente, llegar a Bogotá, con el mismo enfoque que ha llevado su éxito en Zipaquirá.
El triunfo en el Arepa Fest es solo un paso más en el camino de Jeison.
Un camino que comenzó en la cocina de su abuela en Aquitania y que hoy lo tiene como uno de los referentes de la gastronomía rápida de calidad en Colombia.
Su historia es un testimonio del poder de la perseverancia, la tradición y el amor por la tierra, y un recordatorio de que, a veces, las mejores oportunidades nacen de los desafíos más inesperados.
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