Confiesa valerse de una escalera para suplir los centímetros de estatura que le faltan, pero cuando llega a la cocina se vuelve grande al moverse con agilidad y autoridad en uno de los restaurantes más exigentes del mundo.
Desde hace cuatro años, esta bogotana, egresada de Gato Dumas Colombia, hace parte de la brigada del Surf Club, donde hoy se desempeña como sous chef, bajo el liderazgo del chef Michael DeCicco y la inspiración del reconocido Thomas Keller, para conformar así un armonioso equipo que lleva el sello del éxito.
La prueba es que el pasado 9 de junio el local obtuvo el máximo galardón que se otorga a los restaurantes, la anhelada estrella Michelin, premio con el que también fueron reconocidos dos colombianos: Juan Manuel Barrientos –de El Cielo– y Sebastián Vargas –de Los Félix–.
Así mismo, la otra ganadora de la noche, con dos preciadas estrellas, fue L’Atelier de Joel Robuchon, en el que otra colombiana, la barranquillera Shadia Chadid, también Egresada de Gato Dumas, es chef de partie.
La estudiante que brilla
Detrás de este brillo estelar cabe resaltar el papel de Camila Olarte en el Surf Club, quien con su trabajo dedicado y determinación hacia el éxito, es una de las gestoras de este galardón.
Aunque el país se ha venido acostumbrando a ver brillar nombres destacados dentro de este certamen en diferentes rincones del mundo, es la primera vez que una mujer colombiana es una de sus protagonistas.
Ella, no obstante, ya había sido premiada en el año 2019 como una de las 10 mejores chef menores de 30 años en el concurso S.Pellegrino Young Chef Academy, iniciativa mundial creada por esa institución para descubrir y formar profesionales brillantes capaces de traspasar los límites de la gastronomía.
“Desde mis días de estudiante en el Gato Dumas soñaba con trabajar en cocinas reconocidas de la mano de los grandes chefs”, recuerda ella. Gracias a su formación técnica y disciplinada, se abrió camino en Estados Unidos, en donde lleva ya 10 años desarrollando su carrera en importantes restaurantes como El Cielo, Bouchon y The French Laundry, estos últimos del mismo Thomas Keller. “Pero es en este momento de gloria en el que siento que todo ha valido la pena”, reconoce.
Protocolos estrictos
Su compromiso con sus objetivos profesionales no ha sido fácil. Son largas jornadas de trabajo, por encima de las 10 horas diarias, las que han forjado su inquebrantable disciplina y responsabilidad premiadas con la anhelada Michelin.
Ella revela que la experiencia con Thomas Keller, por ejemplo, se caracteriza por un estricto método orientado a la búsqueda de la perfección. “Existen protocolos hasta para los mínimos detalles, pero que garantizan un funcionamiento impecable de todas las áreas de sus restaurantes. La exigencia se combina con un espíritu de equipo donde el trabajo de todos y cada uno es valorado”, dice.
El día siempre comienza con una frase inspiradora que se ha quedado en su memoria y se convirtió en el lema que caracteriza su labor: “La primera vez es por error, la segunda por elección”. Esta consigna hace que la sous chef trabaje con precisión e integridad, garantizando la calidad en cada cosa que hace, por lo que sus jornadas no las define el reloj sino la excelencia.
Su próximo paso es tan ambicioso como su carácter, así que está decidida a abrir su propio restaurante y conquistar la próxima estrella bajo su nombre. Pero mientras ese sueño se cumple, esta colombiana que brilla bajo el sol de Miami reconoce la evolución de la gastronomía en Colombia, destacando los logros de Leonor Espinosa y Álvaro Clavijo, cuya cocina goza de su admiración.
Hoy, en este momento tan promisorio de su vida, declara estar agradecida con su familia, la cual le permitió seguir con libertad el llamado de su vocación.