Frisby, una historia de amor que cumple 47 años

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En el año 1977, en la ciudad de Pereira, nacía un sueño que transformaría la manera de comer pollo en el país. Todo comenzó cuando Alfredo Hoyos, junto con su hermano Fernando decidieron importar una freidora a presión, marcando así un hito en la gastronomía nacional. Este dispositivo revolucionario permitió introducir el pollo frito en Colombia a través de una marca como Frisby, un negocio que surgió de la historia de amor de Alfredo y su esposa Liliana Restrepo.

Aunque en sus inicios este restaurante fue conocido por su pizza, pronto la atención se centró en su pollo crujiente aderezado con miel, una costumbre norteamericana que los visionarios fundadores de la marca trajeron al país. Desde entonces, la empresa no ha dejado de crecer. Actualmente, cuenta con 280 restaurantes en 60 municipios, extendiendo su presencia desde Ipiales hasta Riohacha.

Esta expansión no solo ha fortalecido su posición en el mercado nacional, sino que también ha consolidado su reputación como una de las mejores empresas para trabajar en Colombia. Con más de 5.600 colaboradores directos y 30.000 indirectos, Frisby ha cultivado un ambiente laboral que valora la innovación, la creatividad y el compromiso con la comunidad.

Pero más allá de ser una cadena exitosa, se ha comprometido profundamente con el bienestar social y ambiental. A través de programas como el Banco de Alimentos, Frisby ha donado más de un millón de raciones de comida a comunidades vulnerables y ha liderado esfuerzos para combatir el desperdicio de alimentos en el país. Además, su iniciativa de compras inclusivas ha apoyado a proveedores locales, incluso de lejanas veredas del territorio nacional, transformado a las comunidades a través de las compras agrícolas.

En términos de sostenibilidad ambiental, la más reciente innovación de la compañía es el desarrollo de materiales biopoliméricos a partir de corazones de repollo (ingrediente esencial de su famosa ensalada), reduciendo así su huella de carbono y fomentando prácticas de economía circular. Este compromiso no solo se refleja en sus operaciones diarias, sino también en su enfoque hacia un modelo de negocio consciente, que prioriza el impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente.

Las claves del éxito en Frisby

Esta historia la llevan «tatuada» en la piel colaboradores como Juan Sebastián Echeverry, Director I+D en Frisby, quien compartió este repaso histórico por los hitos más importantes de la compañía en el Food Innovation Summit de Alimentec 2024, feria que se realizó del 18 al 21 de junio en Corferias.

Como él asegura cinco son las claves del éxito de Frisby. En primer lugar, la cultura sólida que se sustenta en el propósito superior de «alimentar con amor», un concepto que no se suscribe exclusivamente a nutrir el cuerpo con sus productos, sino el alma desde la inspiración y los valores que acompañan al equipo en el día a día. En segundo lugar, el fomento de «colaboradores fanáticos para clientes fanáticos», entendiendo que si el público interno trabaja con alegría y compromiso, eso mismo verá reflejado el comensal en el punto de venta.

En tercer lugar, la empresa trabaja el «capitalismo consciente», un concepto que llevó a los fundadores a comprender que el negocio no se trata de hacer dinero únicamente, sino de además retribuir a la sociedad. Es por eso que casi desde el surgimiento de Frisby, se creó su fundación (1979), la cual trabaja por inspirar a otros mediante el apoyo a la educación. De ahí la idea de tener un colegio en Dosquebradas, Risaralda; y una Universidad virtual para sus empleados.

«Asegurar y estandarizar el negocio» y «mantener activo el radar de la curiosidad» son las últimas «fris-ideas» que comparte Echeverry, dos pilares que no solo garantizan entregar productos con altos estándares de calidad, sino además que ponen en valor el poder del aprendizaje continuo, del mejoramiento constante y la idea de que siempre hay algo nuevo por aprender.

Frisby no es solo una empresa de comida rápida, es un símbolo de innovación, compromiso social y excelencia en Colombia, una historia de amor que inspira. Con más de cuatro décadas de historia, continúa creciendo y evolucionando, manteniendo su promesa de «alimentar con amor» a cada cliente, y de compartir con alegría sus aprendizajes.

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