La Superintendencia detectó fallas críticas en seguridad eléctrica y de gas; el restaurante asegura haberlas corregido.
La Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) ordenó el cierre temporal de los restaurantes Andrés Carne de Res (Chía) y Andrés DC (Bogotá) tras detectar fallas críticas en los sistemas eléctricos y de gas. La decisión, que tomó por sorpresa al sector gastronómico, no fue sancionatoria sino preventiva, al considerar que las condiciones representaban un riesgo para clientes y trabajadores.
Durante las inspecciones realizadas en septiembre, la SIC identificó conductores eléctricos expuestos, deficiencias en los tableros de distribución, falta de protección contra sobrecargas y ventilación inadecuada en zonas con gas combustible. También señaló uniones sin protección anticorrosiva y ausencia de dispositivos de seguridad exigidos desde 2015 por los reglamentos técnicos. Según la superintendente Cielo Rusinque, los hallazgos “constituyen un alto riesgo de incendio, explosión o intoxicación”.
La medida llega en un momento sensible para la marca, reconocida por su impacto económico y su papel como referente del turismo gastronómico colombiano. En un comunicado, Andrés Carne de Res aseguró haber cumplido todas las exigencias técnicas derivadas de las visitas de la SIC y anunció que radicará la documentación para solicitar la reapertura. “Reiteramos nuestro compromiso con la seguridad, el bienestar de nuestros visitantes y la mejora continua de nuestras operaciones”, señaló la vocera María Angélica Uscátegui.
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No obstante, la SIC aclaró que, hasta la fecha, no ha recibido soportes válidos y verificables que acrediten el cumplimiento total de las normas.
Rusinque precisó que los documentos enviados por medios digitales o enlaces en la nube no cumplen con los protocolos oficiales, por lo que los restaurantes deberán presentar certificaciones físicas y pruebas técnicas avaladas por organismos competentes antes de reabrir.
Más allá del impacto reputacional, el caso evidencia un punto de alerta para los empresarios del sector gastronómico: el cumplimiento normativo técnico se ha convertido en un eje de gestión empresarial. Las regulaciones sobre instalaciones eléctricas, gas y manipulación de alimentos no solo implican inspecciones rutinarias, sino que hoy son condiciones mínimas para operar bajo estándares de seguridad y responsabilidad corporativa.
El cierre de las dos sedes —que coincide con la temporada alta de celebraciones y eventos privados— también pone en relieve los costos económicos de la falta de cumplimiento. En restaurantes de gran afluencia, un solo día de cierre puede significar pérdidas millonarias, afectación de empleos y debilitamiento de la confianza del cliente. Por eso, cada vez más empresarios están destinando recursos a auditorías preventivas y certificaciones de seguridad.
El caso de Andrés Carne de Res marca un precedente. No solo porque involucra a una de las marcas más emblemáticas del país, sino porque revela el nuevo rigor institucional en la supervisión de establecimientos de entretenimiento y alimentación.
Queda claro que la formalización y la seguridad ya deben ser parte del modelo de negocio. Y la lección es clara: la sostenibilidad empresarial también se mide por el cumplimiento técnico y la gestión del riesgo.
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