El restaurante de Leonor Espinosa y Laura Hernández Espinosa alcanzó el puesto 46 del ranking internacional The World’s 50 Best Restaurants.
LEO basa su propuesta gastronómica en la cocina experiencial, inspirada en las vivencias en los territorios biodiversos de Colombia, con un enfoque en resaltar ciertos hábitos alimenticios autóctonos.
La profundización en la cocina colombiana siempre ha sido la orientación de Espinosa. En su cocina es usual encontrar ingredientes colombianos poco conocidos como el copoazu (un género de cacao), el arrechón (una bebida afrodisíaca) y el bijao (una planta parecida al plátano).
Leonor se ha interesado también en preservar las tradiciones gastronómicas de las comunidades locales, lo que ha llevado a ser reconocida en el ámbito nacional e internacional.
Tras la pandemia, LEO reabrió en un nuevo espacio ubicado en Chapinero Alto, donde los comensales pueden recorrer los sabores de la naturaleza, y descubrir la riqueza cultural de los biomas colombianos.
Este nuevo local, además, cuenta con un ambiente especialmente creado para disfrutar de una selecta oferta de vinos, cocteles y destilados colombianos. Al frente de este espacio está la sommelier Laura Hernández, hija de Leonor, quien también es una amante de la investigación, las historias, la sostenibilidad, el trabajo con las comunidades y la bioculturalidad.
En la versión 2021 del ranking The World’s 50 Best Restaurants, LEO escaló del puesto 49 al 46, consolidándose como el mejor restaurante colombiano de este listado. En el quinto puesto del TripAdvisor Travellers Choice
Mundialmente reconocida
La chef Leonor Espinosa ha logrado estar en el radar gastronómico de Colombia y el mundo durante los últimos 15 años.
Entre sus primeros reconocimientos internacionales está el que obtuvo en 2007, cuando la revista Conde Nast Traveller, ubicó al restaurante LEO en el puesto 82 del mundo.
Por aquella época, su propuesta se basaba cocina colombiana, con un concepto asociado a lo típico, pero con algunas incursiones que no eran tan comunes para la época como el pescado en hoja de bijao o el atún en costra de hormiga culona.
Fue hasta el año 2014 que Leo figuró en el puesto 49, en el listado de los 50 Mejores Restaurantes de Latinoamérica. para la época su propuesta de menú era diferente y había incursionado, junto con su hija Laura Hernández, con bebidas ancestrales como el arrechón.
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En 2016 escaló al puesto 33 del mismo conteo y logró posicionarse como el Mejor restaurante de Colombia. El año siguiente, obtuvo otros dos reconocimientos, uno fue el Basque Culinary World Prize por su iniciativa de impacto social a través de la cocina. Y el otro, como Mejor Chef Mujer de América Latina, otorgado por los 50Best continentales.
Ya para el año 2018, Leonor Espinosa no solo logró escalar hasta el puesto 10 de los 50 mejores restaurantes de Latinoamérica, sino que se clasificó en el puesto 99 del conteo internacional.
Esta sería la antesala del mérito que acaba de obtener, el puesto 48 del ranking mundial, lugar que fue descubierto tras la lectura regresiva del conteo durante la ceremonia, que contó con nuevas reglas: quedaron fuera de concurso los antiguos número uno.
La chef se volcó por la investigación gastronómica desde el año 2008, que se materializó a través de de la Fundación Leo Espinosa, con el ánimo de difundir conocimiento a comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes del país.
En 2021 la colombiana apareció en el listado The Best Chef Awards, que eligió a los 100 cocineros de mayor relevancia en el mundo, ubicándose en la posición 98.
A propósito de su reciente posición 46 dentro de los mejores restaurantes del mundo, Espinosa comentó: “Los reconocimientos de restaurantes colombianos en el exterior, representan valor agregado al turismo y a la identidad, y deberían generar más conciencia en países como Colombia que enfrentan grandes retos en su gastronomía no solo por la pandemia, o por la explotación indebida de los recursos naturales, o a la falta de reconocimiento de formas de consumo ancestral, o a desacertados cambios en patrones agrícolas, pero sobre todo, por falta de políticas para entender la gastronomía como una herramienta generadora de valor económico y bienestar social”.
Foto: Leonor Espinosa – Instagram