La gran biodiversidad de Colombia ha permitido el desarrollo de una especie llamada Passiflora. Seguramente el nombre no resulta familiar para muchos, sin embargo, se trata de una especie de plantas que se caracterizan por sus bellas flores y sus exóticos frutos, entre los cuales se encuentran: el maracuyá, la gulupa, la granadilla, la curuba, la cholupa y la badea.
En nuestro país, el desarrollo y la producción de estas han ido avanzando a lo largo de los años gracias a al apoyo y supervisión del Gobierno Nacional.
Según el Ministerio de Agricultura, las passifloras han aumentado su producción pasando de 169.938 toneladas en 2014 a 241.393 en 2018 y se cuentan con cultivos en 24 departamentos y 422 municipios del país, siendo Antioquia y Huila los mayores productores.
Propiedades:
Pero, ¿qué hace tan especial a las passifloras? De acuerdo con el estudio “Propiedades funcionales y nutricionales
de seis especies de passiflora (passifloraceae) del departamento del Huila, Colombia”, realizado por la Universidad de Antioquia, entre las distintas propiedades se puede encontrar que son muy efectivas para combatir cuadros de ansiedad, ricas en alcaloides y antioxidantes e, incluso, ayudan a controlar enfermedades respiratorias como el asma.
Las passifloras en la gastronomía colombiana:
La cocina colombiana no ha sido indiferente ante el potencial de esta especie.
Según Alejandro Cuéllar, chef colombiano reconocido por explorar y explotar nuestras raíces y sabores autóctonos, con el tiempo se han ido incorporando cada vez más nuestra gastronomía. “El potencial que tienen y las aplicaciones gastronómicas son enormes”, comenta.
Platos como un esponjado de curuba o una mojarra marinada en leche de tigre de uchuva y passifloras son algunos de los platos en los que Cuéllar ha implementado estas balanceadas y complejas frutas, que pueden llegar a ser dulces, amargas y ácidas.
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