Foto cortesía: Congreso Gastronómico de Popayán
Durante cuatro días la capital del Cauca se vistió de fiesta entorno a las cocinas tradicionales y las expresiones culturales de Colombia. Las blancas calles de su centro histórico fueron testigo una vez más del colorido y la alegría de las delegaciones que llegaron a nutrir de conocimiento el XVII Congreso Gastronómico de Popayán.
Tanto desde sus foros académicos, como a través de talleres, catas y la muestra gastronómica que se asentó en el Parque Caldas, cocineros e investigadores de distintas regiones hicieron gala de sus saberes y sabores. Portadoras de la tradición y reconocidos chefs impartieron su conocimiento sobre temas variados como el de la leche, la panela, los usos de la harina de coca, las arepas colombianas, la cocina tradicional y muchos otros atractivos gastronómicos nacionales. Actividades que fueron gratuitas y de libre acceso para el público.
Este año particularmente tres gastronomías se tomaron los recintos del evento: Vietnam, Santander y Silvia, Cauca, cada una de las cuales tuvo la oportunidad de presentar menús que sorprendieron los paladares de propios y extraños.
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Durante la inauguración, Enrique González, presidente de la Corporación Gastronómica de Popayán, dio la bienvenida a los asistentes y, recordando las palabras del escritor William Ospina, manifestó: “Es la voz de la tierra la que viene a decirnos que sólo bajo esos signos tal vez salvaremos esta aventura hoy en peligro, porque el mundo es tan grande que ya sólo se lo puede salvar en cada sitio, en la raíz de cada árbol, en la fuente de cada río. Nosotros queremos escuchar esa voz y aportar desde el Congreso Gastronómico de Popayán”. A esta intervención se sumó la invitación de asumir como sector el reto de la sostenibilidad desde las cocinas.
De otra parte, ese día, se entregó el “Premio Vida y Obra Álvaro Garzón” a Zoraida Agámez Rodríguez, más conocida como “Chori” a quien se rindió homenaje por ser una persona que hace parte de la salvaguarda del patrimonio gastronómico nacional. Ella, una cocinera que desde temprana edad heredó el folclor y la cultura de las sabanas de Sucre, Bolívar y las costumbres santandereanas, ha sido una asidua estudiante de la cocina colombiana, lo que la ha llevado a ser tallerista y transmisora de conocimiento en la actualidad. Asimismo, junto a sus hijas, lanzó el blog www.eltoquecolombiano.com donde comparte su saber.
200 años cocinando identidad
El Bicentenario de la Independencia fue el tema central del XVII Congreso Gastronómico de Popayán, tanto desde la mirada académica e histórica, como a través de una muestra gastronómica que sirvió de clausura para el evento, dirigida por el chef Leandro Carvajal.
El 8 de septiembre, se presentaron las novedades editoriales sobre gastronomía, por parte de la directora de la Librería Casa Tomada, Ana María Aragón, entre ellas el libro “4.000 años de cocina: una deliciosa historia” de Verónica Sánchez de Ospina; y Fogón de Negros, la reedición del premiado libro de Germán Patiño, que hoy en manos de su hija Isabel Patiño nuevamente es lanzado para la lectura de los colombianos.
A renglón seguido, la historia de los fogones fue relatada por los especialistas, Dr. Jorge Orlando Melo y Dra. Cecilia Restrepo, con la moderación de Juan David Giraldo, quienes enmarcaron el trasegar de la cocina colombiana desde la Independencia hasta nuestros días.
A la charla se sumaron el comunicador Santiago Rivas (presentador de Los Puros Criollos), la Dra. María Clara Quiroz, directora del Archivo Histórico de la Universidad del Rosario; y Mauricio Bermúdez, miembro de la Academia Colombiana de Gastronomía.
Ese mismo día, Rosahelena Macía, docente y autora del libro “Panela, una tradición”, habló sobre la importancia de este producto que con su dulzura ha acompañado a los colombianos en estos dos siglos.
A modo de conclusión, y en palabras del investigador Carlos Humberto Illera, quien es parte de la organización del Congreso, un vendaval pasó por Popayán, uno que deja a su paso progreso, desarrollo, activación económica y oportunidades, y que cada año permite proyectar una imagen positiva de la ciudad y la región. Se trata de un evento que lejos de ser elitista y excluyente, se ha abierto paulatinamente a toda la población para que por unos cuantos días la gastronomía nacional sea la invitada de honor.